martes, 18 de octubre de 2011

Temporada01_Capitulo023_1997_UnaTardeDePerros_03

Paola se quedó pensativa durante un momento. Después de unos instantes que se me hicieron eternos finalmente me respondió que no había visto a una chica invidente por donde vivía, pero que además de eso, por lo regular casi no andaba por los rumbo de la Terminal y que iba ser un poco difícil coincidir con ella.

- ¿Y no será que no es ciega? - me preguntó - Tal vez y simplemente te ignoró cuando se dio cuenta que la estabas observando. A ver, dime de nuevo como era por fa.

No me gustó que Paola utilizara ese término para referirse a Ella, de hecho, me molesto un poco cierto tono despectivo en su voz cuando lo dijo. Yo ya había pensado en la posibilidad de que tal vez Ella estaba ausente o que simplemente se había percatado de que la estaba viendo y que me habia ignorado, pero el notar que la Sra. la iba guiando me había convencido de que era invidente.

- Pues muy alta no era - le dije después de un emitir un suspiro totalmente improvisado -  Llevaba el cabello suelto, el cual resbalaba hacia sus hombros. Era negro y lacio pero se veía muy bien cuidado y de hecho, ahora que repaso en mi memoria, este se mecía suavemente al compás de sus pasos. No se porque me imagino que debe de oler a frutas, siendo un poco mas específico a fresa. Su rostro no es ni redondo ni cuadrado, aunque se decanta mas por lo último. El color de su piel era clara, de hecho, de no ser porque venía caminando pero juraría que tenía una carita como de porcelana, como si fuera una delicada figura hecha por el mas sensible de los artistas en el momento mas sublime de inspiración.

Sus ojos eran grandes, pero sin caer en una desproporción exagerada. Eran de color entre verdes aunque por momentos parecía que eran azules, no se, tal vez y el reflejo de la luz haga parecer que a veces son de un color o de otro. Pero en si, no era el color de ellos o el hecho de venir acompañados por unas rizadas pestañas o unas delineadas cejas de forma natural, si no esa sensación tan extraña y al mismo tiempo tan familiar que me provoco al verlos. Era como asomarse a una ventana al cielo. Su nariz no guardaba una perfecta proporción contra el resto de su rostro, a pesar de ser un poco delgada y alargada hacia sus labios un poco mas de lo normal ... creo que ese pequeño detalle me convencía de que Ella no era una alucinación. Sus labios no eran muy gruesos, de hecho, llevaba un poco de brillo nada mas y pues creo que no tuve tiempo de observarlos muy detenidamente.

Mientras le decía esto a Paola reparé en el hecho de que después de su nariz no me había fijado muy bien de lo demás, ni siquiera me fije en su figura o silueta porque ese imán que eran sus ojos me obligó a regresar hacia ellos.

Paola seguía pensativa mientras yo hice un silencio tratando de recordar cada detalle de Ella.
Por fin se paró como intentando tomar nuestros vasos. Había algo raro en ella, no era normal que no hubiese algún tipo de comentario o burla por parte de ella. Al final me dijo que la disculpara un momento y entro a su habitación. Al poco rato salio con un teléfono inalámbrico en sus manos y tapando la bocina me dijo que le habían llamado y que iba salir con sus amigas,así que me pregunto que si podíamos seguir platicando en otra ocasión.

Había un detalle que no sabía Paola que yo sabía con respecto a ella, y era que no me sabía mentir. Creo que en el fondo estaba algo molesta cuando le hable de Ella, pero pues ahora si que yo consideraba que le había respondido a su pregunta y pues para mi ella era la única persona a la cual le tenía la suficiente confianza para poderle decir que era lo que pensaba y como me sentía en estos momentos. Paso por mi mente que tal vez el hecho de no haberle preguntado cómo se sentía con respecto a su distanciamento del Grandote era lo que le había enojado, pero pues ya lo había pensando pero pues no me había dado tiempo de preguntarle.

Le dije que no había problema y que no se preocupara, que de hecho ya sabía el camino y que siguiera hablando con quien lo estaba haciendo y que luego podíamos seguir platicando. Estaba por bajar el último escalón cuando ella me grito desde arriba y bajo corriendo las escaleras. Yo me alarmé porque pensé que algo le había pasado, ella no era de las que le tuvieran miedo a un ratón o algún insecto, así que no era una reacción normal en ella.

Sin decir ni agua va se me abalanzó a los brazos y se puso a llorar desconsoladamente. Yo entendí que la estaba pasando muy mal por el Grandote pero nunca me imagine que llegara a ese punto. Dentro de mi confusión sólo atine a abrazarla fuertemente, rodeándola con mis brazos no muy debajo de su espalda y sin llegar a tocar sus caderas. Paola tenía sus brazos rodeandome por el cuello y parte de mis hombros.  Después de un rato en el que se calmó y que pensé que nos soltaríamos se separó un poco y se me quedo viendo fijamente a los ojos, sin separarse mucho de mi. De repente vi que bajo su mirada hacía mis labios y me imagine que iba hacerme algún tipo de broma pero no fue así, me di cuenta que se estaba acercando demasiado con la intención de besarme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario