lunes, 10 de octubre de 2011

Temporada01_Capitulo018_1997_UnaTardeDePerros_01


Había llegado a mi casa y ésta seguía desierta. Todavía era temprano y la cantina aún no la estaban preparando para el trajín de la noche, así que era extraño que estuviera todo tan silencioso y tranquilo. Mis padres habían tenido que ir a la Ciudad de México porque mi pequeña hermana de nueve años estaba enferma de leucemia. Un médico amigo de la familia estaba experimentando con un nuevo tratamiento que no era tan agresivo con su cuerpo y pues ya hacía dos semanas que se habían ido.

Mi abuelo estaba por regresar de Mérida ya que por estas fechas acostumbra tomar un descanso del negocio, pero con esto de mi hermana tuvo que hacer que sus vacaciones fueran un poco mas cortas. Mientras tanto Miguel, un empleado de confianza y amigo de la familia se hacia cargo de todo.

Después de un baño tomé nota de la hora y me dispuse a salir. Un poco antes de irme me asome a una sección del estacionamiento de la cantina, era un pequeño cuarto donde estaba guardada una Harley que un cliente hacia como tres años se la había vendido a mi abuelo y pues aunque el ya no estaba en edad de manejar, casi todos los días le daba mantenimiento.

- Cuando te gradúes va ser tuya hijo - me había dicho en mas de una ocasión.

Lo mas curioso es que ni siquiera me dejaba que me subiera, no al menos encendida. En realidad, estaba puesto de acuerdo con mis padres para que el negocio de la familia no me ‘afectara’ y llevara una vida ‘normal’ . El lujo de tener una moto así aún no me estaba permitido y pues de paso hacían que las cosas de mi día a día me costaran algo de trabajo, no me dejaban que trabajara en la cantina porque no lo consideraban un ambiente adecuado para alguien de mi edad pero pues de alguna forma rodeado de lujos no estaba. En esta ocasión no me quise mortificar y decidí no abrir la pequeña puerta que protegía del polvo a la moto que tanto tiempo y esmero le invertía el abuelo.

Un rato después ya estaba frente a la casa de Paola, ella vive en la Nader, mas o menos a unas cuadras del edificio Madrid pero del lado de las casas que dan hacia un parque muy grande. Espere un momento después de tocar el timbre y en ese momento se asomó su Mamá. Estaba muy arreglada y mientras me abría la puerta de la reja me comento que estaba por salir con sus amigas. El Papá de Paola como siempre y para no variar estaba en un viaje de negocios. La Sra. me invito a que pasara a la planta alta, donde seguramente Paola ya estaba lista.

Lentamente subí las escaleras, realmente el dolor de cabeza era muy molesto, si las subía demasiado rápido seguramente terminaría con migraña. Al llegar al ultimo escalón había una pequeña estancia donde estaba un cuarto de televisión. Mientras la esperaba me fije en la colección de películas que tenían, parecía el aparador de un centro comercial. De repente el olor a cabello recién lavado invadió la habitación y detrás de el entro mi amiga.

- Hola Ñoño - me dijo - Ya listo ? . Algo en su tono de voz me decía que algo le pasaba.

- Si claro, le respondí - . Ni siquiera me acerque a darle un beso en la mejilla como saludo, dentro de las manías de mi amiga nunca nos saludabamos así mientras estuviese en su casa o estuviéramos sólos. Como había mencionado antes, casi siempre me respondía con una pregunta o me evadía cuando le preguntaba algo que simplemente no le daba la gana contestar, asi que nunca le había preguntado sobre eso.

Iba vestida con una blusa de tirantes que dejaba ver su marcado abdomen y un short que dejaba ver sus tornadas y perfectas piernas. Yo trate de disimular lo mejor que pude cuando me di cuenta que ella me estaba viendo que le estaba viendo los muslos, pero el calor en mi rostro me indicaba que definitivamente lo rojo de éste me estaba delatando.

No se si por compasión pero por esta vez no hizo ninguna broma, pero su leve sonrisa me indicaba que una parte de su ego estaba contento. Aún así parecía estar de malas. Total que me ofreció algo de tomar y le dije que no, que así estaba bien. Sin decirme nada fue a su cuarto y regreso con su libreta y apuntes.

- No se como le tienes paciencia a esto - me dijo - mientras dejaba caer con desgano las cosas sobre la mesita de centro.

- Si no querías estudiar estaba bien, me hubieses dicho y pues no hubiese venido - le dije ya un poco perdiendo la paciencia.

- Solo quiero que me digas quien es Ella - casi me gritó.

En ese momento sentí como si me hubiesen echado un balde de agua fría , realmente Paola estaba molesta. Yo de mi parte estaba un poco confundido. Por un lado me pregunte como sabía que había estado pensando en otra persona y por el otro lado me extrañaba que tanto era lo que le molestaba si sólo eramos amigos. Hubo un silencio muy incomodo entre los dos, de hecho el primero.

“Maldito sea el gurú que levanto entre tu y yo un silencio oscuro” - pasó por mi mente la estrofa de la canción de Sabina.

- A ver ... ¿como que quien es ella? ¿de quien hablas? ¿o que rayos te pasa hoy? - le pregunte ya bastante irritado.

En ese momento a Paola le cayó el veinte que por primera vez después de tanto tiempo de conocernos me había logrado hacer enojar y lo peor del caso, de que estaba haciendome una ridícula escena de celos. En primer lugar sin ningún derecho y segundo por alguien que ella se imaginaba que existía ... bueno, realmente si existía pero no como debería de existir.

Hizo ese ademán de levantar la mano derecha y de bajar la cabeza en sentido contrario como tratando de calmarse. Siempre hacia eso cuando quería reorganizar sus ideas.

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