miércoles, 21 de septiembre de 2011

Temporada01_Capitulo008_1997_Ella01


No recordaba que hoy era Sábado, bueno, mas bien es Sábado. Me sentía un poco entumido o adolorido, creo que el sueño que tuve me tenía un poco tenso. Recorde que tenía que hacer un pendiente para mi Sra. Madre y que tendría que ir al centro a buscarlo.

Mis padres hacía algunas semanas que se habían tenido que ir a la Ciudad de México por motivos de salud y pues no era la primera vez que me tenía que quedar sólo a cargo de la casa.
Creo que lo que mas flojera me daba de quedarme solo era precisamente los pendientes que me habían encargado ... lavar la ropa, mantener la casa mas o menos limpia o preparar la comida hasta eso que no se me hacía tan complicado.

Me desayune un par de huevos cocidos y un buen plato de cereal y sin mucha prisa me vestí y pues tratando de ya no darle mas vueltas al asunto salí de la casa. Estaba tan absorto pensando en lo que había soñado que cuando me di cuenta ya esta en la Ruta 4 parado debajo de un árbol y esperando a que pasara el Turicun o Autocar, para el mendigo servicio que ofrecen da lo mismo.
A lo lejos se veía que uno de ellos estaba haciendo su ruta y pensé que menos mal que no estaba lloviendo, porque me vino a la mente todas las veces que parecía que entraba mas agua por las ventanas que la que caía afuera del camión.

Por fin llegó el camión y me subí , pagando mi respectiva cuota y recibiendo el ticket que avalaba que no te habías trepado sin pagar o que el chofer no se estaba embolsando tu pago.
De cualquier forma cuando se sube el supervisor y te pide el ticket le puedes decir que se te cayó y nunca me toco ver que pasara algo.

Escogí uno de los lugares mas cercanos a la puerta de atrás y casi instintivamente sume los números del folio del ticket. No se si era una leyenda urbana o quien me lo había comentado pero según esto era que si los números sumaban 21 se lo podías dar a una chava y ésta te lo cambiaría por un beso. Si, como fregados no, si así fuera todas las chicas guapas de la ciudad una de dos, o tuvieran los labios como Memin Pingüin o tendrían una mano mas grande que la otra por tantas cachetadas que hubiese que tenido que repartir ante semejante idea.

Al poco rato ya estaba caminando sobre la avenida Uxmal con rumbo hacia la Terminal de Camiones, doble a la izquierda donde esta la caseta telefónica y unos negocios que venden cosas bastante extravagantes, por así decirlo. Había hoy bastante gente que venía en sentido contrario, viniendo desde la Tulum. De repente aparte mi vista de los aparadores mientras segúia caminando esquivando a la gente cuando los vi.

Unos hermosos y grandes ojos claros me estaban viendo fijamente sin despegar su mirada de mí. De repente todo paso como en cámara lenta, por primera vez en mucho tiempo no aparte la mirada como otras tantas veces me obligaba mi timidez y sentí como mi corazón empezó a latir mas fuerte de lo normal. Cuando por fin logre ver a la dueña de esos ojos sentí un brinco al corazón. Era tan … bella, hermosa, linda, preciosa … ningún adjetivo le hacía honor, era como si no viniera de este mundo. Fue cuando me cayó el veinte de que esa bella criatura me estaba viendo y no lo podía creer, era a mi !!!! lo hacía fijamente y sin despegar la vista.

“Nunca hemos sido los guapos del barrio …  siempre hemos sido una cosa normal”.
Casi siempre había una frase de alguna canción para un momento que me pasaba o estaba viviendo, a veces no el tema de la canción aplicaba al 100% pero con una estrofa que describiera el momento bastaba para tenerla en mi mente todo un día o hasta mas.

Poco a poco me fuí acercando hacia ella que no dejaba de mirarme fijamente. Yo estaba como hipnotizado, absorto. Cuando estábamos unos metros mas cerca baje un poco la mirada y vi que había una mano sobre su hombro izquierdo, una mano de una persona mayor que la acompañaba. Ahí fue cuando me di cuenta que no la estaba acompañando, la estaba llevando, dirigiendo.

Rápidamente regrese mi mirada a sus ojos y lo comprendí. Esa angelical criatura no me estaba viendo, mas bien que su mirada fija había coincidido en dirección hacia mis ojos ... era invidente.

Demasiada información y emoción en unos cuantos segundos, no supe ni que pensar, por un lado me sentí avergonzado por creer que me estaba observando y por el otro lado me sentí molesto conmigo mismo por algo que según yo estaba siendo mágico y que sólo estaba en mi mente.

Nos cruzamos y pase junto a la Sra. que la dirigía y me pregunte si tendría el valor de volver los pasos y hacer o decir algo ... lo que fuera.

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