viernes, 16 de septiembre de 2011

Temporada01_Capitulo005_1997_DiaCero04


Debido a la frustración que la falta de juego me estaba causando un día pateé la pelota con toda mi fuerza. Esta salió disparada rompiendo algunas cosas de mi habitación pero eso paso a segundo termino cuando me di cuenta que inconscientemente la había pateado con la izquierda.

Usar la parte izquierda de tu cuerpo cuando eres diestro te lleva a sentirte extraño, es como no tener el completo control de tus movimientos y pues lo normal es que trates de hacer las cosas que necesitan mas dedicación o control con la mano derecha.

Lo extraño fue que jamas se me había ocurrido pegarle con la izquierda a la pelota y aunque esta iba a todos lados menos donde quería sentía que había un poco de control. Dos meses después ya le podía pegar mejor con la pierna que había estado en espera de ser sacada del cajón.

Entonces cuando pensaba que todo se trataba de un sueño el dolor del tobillo izquierdo me hizo darme cuenta de que la visión de ese ser era real. Después de una fractura expuesta que desgarra y desprende tus tendones ya nada puede ser igual.

El tipo vestía completamente de negro y lo note porque la poca luz que entra por la ventana pareciera no hacer efecto en el. El dolor de cabeza se acrecentó enormemente y todavía mas cuando vi que se puso de pie y se dirigía hacía mi pero de repente ese par de dolores desaparecieron cuando aquel obscuro personaje extendió su mano hacia mi.

No lograba ver bien su rostro lo que me llevo a incorporarme y darme cuenta de que junto al dolor la inmovilidad se había ido. Seguía aterrado pero había algo en mi, no se si era una mezcla de curiosidad o que rayos me estaba llevando a considerar extender mi mano también.
Temblando como gelatina la levante lentamente y justo cuando estaba por echarme para atrás el me agarro con un movimiento rápido.

Como cuando te subes a una montaña rusa y tienes que bajar de un solo golpe, esa fue la sensación de vértigo que me provoco inmediatamente al tomar mi mano. En un instante todo se volvió obscuro y poco después estabamos parados junto en una habitación que desconocía.
Al principio me costaba mucho trabajo enfocar los objetos, de hecho, me costaba mucho trabajo respirar y empecé a sentirme un poco desesperado al darme cuenta de que no podía jalar aire.

Fué la primera vez que oí su voz. Era una voz un poco grave y áspera, parecía que el sonido venía de lejos pero que sonaba fuerte y claro como si te estuviera martillando la cabeza; me recordó mi dolor de cabeza que por cierto, ahora se había ido.

‘No trates de respirar, sólo deja de pensar en ello’ me ordeno de forma brusca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario